Una de las experiencias más enriquecedoras en todos los niveles: Humano, Profesional y de Vida !!!
Aquí les dejamos una reflexión agradecimiento de nuestro compañero Carlos Malagón a la que tanto Javier Briso, Roberto Martínez y quién les escribe Carolina Reiris compartimos plenamente:
El viaje despierta un velo que cosquillea lo desconocido y se mece al ritmo de pisadas que delatan el carácter del camino. Cuatro locuelos sobre una cinta transportadora entre risas y fotos y un libro que acompaña el vuelo, María Zambrano y su Puerto Rico. El libro nos habla de nostalgias, y entonces descubrimos que se puede tener nostalgia de lo que todavía no se ha vivido, porque el alma ya conoce lo que está porvenir y en su espacio acoge intuiciones de caracolas y lianas que escuchan y envuelven la isla.
En el aeropuerto de San Juan la autoridades nos conceden el tiempo para poder llegar del todo, no queda atrás ninguna de nuestras envolturas. ¿Cuánto tiempo se tarda en entrar en Puerto Rico? El tiempo que se tarda en leer los Robertos Martínez del listado de la policía en el aeropuerto de San Juan.
Al salir la humedad y el calor nos envuelven, no hay rechazo, solo hay aceptación. El cuerpo en su sabiduría se envuelve de una pátina que refresca y protege, acoge la propuesta del agua en el aire.
La gente nos habla con cariño, no hay malas caras. La prisa ha quedado en la vieja Europa, aquí la cadencia de la mirada, de la voz tienen sabor, salsa y curiosidad que es la base de la vida.
El ritmo respira en los encuentros humanos. Encuentros pedagógicos, antroposóficos, culinarios, deportivos, emotivos, desternillantes, gozosos, lacrimosos, bothméricos, griegos, conversadores, dialogantes, sociales, festivos, bailones, amicales, de futuro, de Bombas y Factorías, de tiempo sin tiempo, de cariño, de vida, mucha vida.
Tan lejos y tan cerca de casa, cada escuela con su carácter y al mismo tiempo con su gusto a hogar que se respira en la esencia de lo waldorf. Doble “W”, Flor de Vida, Aurora, Acuarelas de luz, Micael y Campo Sofía lugares en los que la resiliencia crece en lo natural y lo esencial, hogares acogedores; espacios de envoltura; esperanza de los niños y las niñas que crecen, la vida con olor a pan…Un impulso social y de vilanos waldorf para Puerto Rico.
Ya ha pasado una semana desde la vuelta y la digestión decanta lo nutritivo de las experiencias vividas. Todo es un agradecimiento infinito a todas y cada una de las personas que nos hemos encontrado, un respeto profundo al ser de la tierra que hemos pisado y a la forma en la que nos habéis abierto la puerta a los secretos del lugar, una envidia muy, muy sana a la forma de bailar que vive en vosotras/os, una oda a las gracias por vuestro acogimiento y cariño.
¡Ojalá pronto nos podamos volver a encontrar!
Carlos
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